Su pintura realista, nunca hiperrealista, afronta temas preferentemente urbanos, sobre todo de Madrid, ciudad desde siempre adorada por la artista. Son calles, fachadas, comercios, garajes: lugares en general desgastados por el tiempo, en ocasiones viejos y desconchados, donde la pintora coloca su particular mirada. Sin mucha presencia del color, Amalia Avia hace la crónica en gris de una ciudad que se está perdiendo, rincones que todos vemos pero en los que a lo mejor no nos fijamos. De su pintura, inicialmente más social, han ido progresivamente desapareciendo las figuras humanas. También, en algunas épocas, han sido frecuentes los interiores.

Camilo José Cela la denomina la pintora de las ausencias, la amarga cronista del "por aquí pasó la vida", y Francisco Nieva habla de una melancolía barojiana refiriéndose a su pintura. Sobre su obra han escrito, entre otros muchos, Camilo José Cela, Francisco Umbral, Francisco Nieva, Juan Manuel Bonet o Francisco Calvo Serraller.

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